Los vampiros y Halloween

Feliz Halloween para aquellos que lo celebren. Nuestra foto de hoy es una inquietante imagen del castillo Corvino, también llamado castillo de Hunyad, en pleno corazón de la región histórica de Transilvania, en Rumanía. De aquí se supone que vienen los vampiros; o al menos, los que imaginó Bram Stoker en su archiconocida novela “Drácula”.

Aunque no fue él quien los inventó. Los vampiros siempre han estado muy arraigados en la cultura popular rumana. Allí los llaman strigoii y son muertos vivientes que salen de sus tumbas por la noche para alimentarse con la sangre de sus vecinos. Evidentemente es una leyenda, y ha ido evolucionando a lo largo de los siglos hasta terminar asociándose a la noche de Halloween. Incluso cuando una cosa y la otra no guardan relación, al menos en su forma original.

Halloween es la transformación de la fiesta celta de Samaín, que nació como una celebración pagana para festejar el fin de la cosecha y dar gracias a los espíritus. De hecho, en gaélico, Samaín significa “el fin del verano”.

Pero con la aparición del cristianismo y su expansión por Europa, se produjo un sincretismo que acabó transformando el Samaín en la víspera de la fiesta de “Todos los Santos”. Entre otras cosas, porque las fechas coincidían para establecer tal relación, dando origen al All Hallows’s Eve, que más tarde se distanciaría de la religión cuando los emigrantes irlandeses llegaron a Estados Unidos y la fiesta se popularizó hasta convertirse en lo que hoy es Halloween.

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