La guerra en la república islámica supuso la desestabilización de la situación política de la Unión Soviética. El Ejército perdió cerca de 15.000 hombres durante el conflicto
El golpe militar que en 1978 llevó al poder a un grupo de jóvenes oficiales izquierdistas y a establecer un régimen comunista dirigido por Mohamed Taraki marca el inicio de la tragedia reciente de este país.
Las reformas socializadoras y laicas del nuevo Gobierno encontraron una enorme resistencia en una población aferrada a un pensamiento islámico anclado en el pasado y que vivía en una sociedad aún con rasgos feudales. La resistencia pronto se concretó en guerrillas islamista de muyahidines. Los problemas internos de las dos principales tendencias comunistas precipitaron la intervención de la URSS en 1979.
Las tropas rusas pisaron oficialmente Afganistán el 27 de diciembre de 1979 y lo abandonaron definitivamente el 15 de febrero de 1989, varios meses antes de la caída del Muro de Berlín. En su momento, la invasión soviética fue vista en Occidente como un descarado intento de Moscú de hacerse con el control de Afganistán, un cruce de caminos por el que han pugnado las principales potencias desde Alejandro Magno.
No obstante, el Kremlin rechazó hasta diez peticiones de las autoridades afganas antes de decidirse a enviar sus tropas y cuando lo hizo, nunca se planteó la ocupación del país, sino preservar al régimen comunista, en el poder desde 1978.
Según los archivos soviéticos hoy desclasificados, los generales desaconsejaron el despliegue de tropas en Afganistán, pero el Politburó comunista prefirió hacer caso a los informes del KGB, que alertaban sobre la creciente presencia de EEUU en la zona. Los militares mantienen que el KGB manipuló los informes sobre la situación en la zona, a lo que contribuyó el precario estado de salud del entonces líder soviético, Leonid Brezhnev.
Como resultado, el Ejército soviético se encontró al poco de llegar a Afganistán con que no estaba preparado para una guerra de guerrillas, ya que el armamento pesado es casi inservible para combatir en las montañas. Esto, sumado al entorno hostil y al desapego de la opinión pública soviética, para la que la guerra marcó una de las páginas más trágicas de su historia, afectó a la moral de las tropas.
En 1984 el primer ministro afgano, Mohamed Tarki, seguía pidiendo a Moscú que lanzara nuevos ataques contra las posiciones de la guerrilla para "salvar la revolución", pero era demasiado tarde. La llegada de Mijaíl Gorbachov y de la glasnost al Kremlin puso al descubierto los errores cometidos: "Si enviamos 200.000 tropas, todo el sistema se derrumbará.
La retirada es la única opción". "Nadie invitó a los estadounidenses a Vietnam, mientras las tropas soviéticas fueron enviadas a Afganistán tras innumerables peticiones del legítimo Gobierno afgano", rezaba el comunicado sobre la retirada del Mando Militar Soviético en Afganistán. Según datos oficiales, el Ejército soviético perdió cerca de 15.000 hombres en Afganistán y decenas de miles regresaron enfermos, mutilados y heridos en su orgullo.
Fuente del texto: especiales.ideal
Tropas soviéticas en Afganistán durante la ocupación rusa de los años 80. / Reuters
El golpe militar que en 1978 llevó al poder a un grupo de jóvenes oficiales izquierdistas y a establecer un régimen comunista dirigido por Mohamed Taraki marca el inicio de la tragedia reciente de este país.
Las reformas socializadoras y laicas del nuevo Gobierno encontraron una enorme resistencia en una población aferrada a un pensamiento islámico anclado en el pasado y que vivía en una sociedad aún con rasgos feudales. La resistencia pronto se concretó en guerrillas islamista de muyahidines. Los problemas internos de las dos principales tendencias comunistas precipitaron la intervención de la URSS en 1979.
Las tropas rusas pisaron oficialmente Afganistán el 27 de diciembre de 1979 y lo abandonaron definitivamente el 15 de febrero de 1989, varios meses antes de la caída del Muro de Berlín. En su momento, la invasión soviética fue vista en Occidente como un descarado intento de Moscú de hacerse con el control de Afganistán, un cruce de caminos por el que han pugnado las principales potencias desde Alejandro Magno.
No obstante, el Kremlin rechazó hasta diez peticiones de las autoridades afganas antes de decidirse a enviar sus tropas y cuando lo hizo, nunca se planteó la ocupación del país, sino preservar al régimen comunista, en el poder desde 1978.
Según los archivos soviéticos hoy desclasificados, los generales desaconsejaron el despliegue de tropas en Afganistán, pero el Politburó comunista prefirió hacer caso a los informes del KGB, que alertaban sobre la creciente presencia de EEUU en la zona. Los militares mantienen que el KGB manipuló los informes sobre la situación en la zona, a lo que contribuyó el precario estado de salud del entonces líder soviético, Leonid Brezhnev.
Como resultado, el Ejército soviético se encontró al poco de llegar a Afganistán con que no estaba preparado para una guerra de guerrillas, ya que el armamento pesado es casi inservible para combatir en las montañas. Esto, sumado al entorno hostil y al desapego de la opinión pública soviética, para la que la guerra marcó una de las páginas más trágicas de su historia, afectó a la moral de las tropas.
En 1984 el primer ministro afgano, Mohamed Tarki, seguía pidiendo a Moscú que lanzara nuevos ataques contra las posiciones de la guerrilla para "salvar la revolución", pero era demasiado tarde. La llegada de Mijaíl Gorbachov y de la glasnost al Kremlin puso al descubierto los errores cometidos: "Si enviamos 200.000 tropas, todo el sistema se derrumbará.
La retirada es la única opción". "Nadie invitó a los estadounidenses a Vietnam, mientras las tropas soviéticas fueron enviadas a Afganistán tras innumerables peticiones del legítimo Gobierno afgano", rezaba el comunicado sobre la retirada del Mando Militar Soviético en Afganistán. Según datos oficiales, el Ejército soviético perdió cerca de 15.000 hombres en Afganistán y decenas de miles regresaron enfermos, mutilados y heridos en su orgullo.
Fuente del texto: especiales.ideal
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