miércoles, 10 de julio de 2019

Operación Peter Pan

julio 10, 2019 Por ancilo59 Comentarios

Un grupo de niños cubanos del programa Pedro Pan llega a MIA en un vuelo desde La Habana en febrero de 1961.Cortesía de Barry University / Operación Pedro Pan Archivos.
Operación Peter Pan. Una de las más secretas y siniestras operaciones de subversión política ideológica organizada por el Departamento de Estado de Estados Unidos, la jerarquía de la Iglesia Católica en Miami, la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y las organizaciones contrarrevolucionarias, en su lucha contra la Revolución cubana durante la Guerra Fría en los años 60, que promovió y amparó lo que pareció ser un espontáneo proceso migratorio al manipular por parte de Washington el tema de la Patria potestad de los padres cubanos sobre sus hijos. Su principal ejecutor en coordinación con el Gobierno de Estados Unidos fue el cura de origen irlandés Bryan O. Walsh.
Por esta vía salieron de Cuba un total de 14 048 niños, muchos de ellos nunca volvieron a encontrarse con su padres.

Historia

Contexto histórico

Después del Triunfo de la Revolución Cubana, el clima de confrontación política originado por la agresividad del gobierno norteamericano, las constantes agresiones y amenazas de guerra directa de consecuencias imprevisibles para la población civil, junto a las insidiosas campañas promovidas por la CIA y propaladas internamente por organizaciones contrarrevolucionarias que actuaban a su servicio, preocupó a muchos padres quienes vieron en una temporal salida de sus hijos una alternativa segura para preservar tanto su autoridad como la integridad física de los mismos.
Dentro de estas acciones se distingue por su crueldad y falta de sentimiento humano, la llamada Operación Peter Pan, que fue llevada a cabo entre el 26 de diciembre de 1960 y el 23 de octubre de 1962. La operación fue desarrollada para propiciar que los niños cubanos pudieran emigrar a los Estados Unidos y evadir el supuesto adoctrinamiento comunista.
Esta situación sirvió de factor condicionante y facilitante para que el gobierno norteamericano, a través de la CIA, iniciara una de las acciones de subversión política ideológica más cruel y tenebrosa que, en el contexto de la Guerra Fría contra la Revolución, sembró el terror y el pánico en determinados sectores de la sociedad cubana mediante la campaña sobre la pérdida de la patria potestad. Esta campaña surgió en el otoño de 1960 en el contexto de la creación, en Miami, del Programa para Niños Refugiados Cubanos sin acompañantes (The Cuban Children´s Program) como proyecto inicial, mientras que la Operación Mangosta surgiría poco después con un mayor nivel de especialización en las formas y métodos a desarrollar.
El medio empleado en esta operación desestabilizadora sería una campaña de propaganda a través de las ondas de la emisora Radio Cuba Libre (Radio Swan), que causaría alarma y desasosiego entre la población cubana. El 26 de octubre de 1960 en el horario de las 8:00 p.m. en el Programa Noticiero para el Caribe a cargo de Francisco Gutiérrez, esta emisora subversiva, abordó por primera vez este asunto y para ello radiaron el mensaje siguiente:
¡Madre cubana, escucha esto!, la próxima ley del gobierno será quitarte a tus hijos desde los cinco años hasta los 18 años, comentario que alternaría con el de ¡Madre cubana, no te dejes quitar a tu hijo! Es la nueva ley del gobierno (...), cuando esto ocurra serán unos monstruos del materialismo. Fidel se va a convertir en la madre suprema de Cuba.
Durante varios meses, de forma reiterada transmitieron este y otros mensajes similares. En uno de ellos se dieron las orientaciones precisas:
¡Atención cubano! Ve a la iglesia y sigue las orientaciones del Clero.
También redactaron una falsa Ley de la Patria Potestad, supuestamente emitida por el gobierno cubano, que sería distribuida clandestinamente entre la población. El texto de esta ley espuria fue redactada en Estados Unidos e introducida en la Isla por el agente principal de la CIA en Cuba, José Pujals Mederos. Según reconoció años después Ángel Fernández Varela, también agente de la CIA, él fue una de las personas responsables de la redacción de esta ley.
Durante varios días se mantuvo a través de la citada emisora y otros medios radiales e impresos al servicio de Estados Unidos, la propaganda dolosa acerca de una eventual expropiación de niños. Se repetían mensajes cuidadosamente fabricados para impactar en las familias cubanas, concitando en algunas el miedo infundado a perderlos.
A diferencia de operaciones anteriores similares, como la de los 20 mil niños vascos en 1937, a causa de la Guerra civil española o la salida de 30 mil niños judíos de Alemania entre 1938-1939, la Operación Peter Pan se produjo sin justificación política, ética y moral alguna, de forma cautelosa, con métodos clandestinos, en vuelos comerciales y a plena luz del día.
El Padre Bryan O. Walsh, a través de la Catholic Welfare Bureau, creó un equipo de colaboradores y empleados, que se encargaban de visar, recibir en el aeropuerto y distribuir en diferentes establecimientos creados al efecto en la Florida y otras localidades del país, a las pequeñas víctimas de la cruel maniobra migratoria. En un hecho sin precedentes, el Departamento de Estado norteamericano transfirió a una autoridad religiosa la potestad de emitir visas waiver (Visas volantes), a todos los niños cubanos entre 6 y 16 años.
Decisivo resultó el apoyo recibido por importantes sectores de la Iglesia en Cuba, donde la jerarquía, la mayor parte del clero y de sus organizaciones laicas, lejos de apoyar la causa nacional, se aliaron incondicionalmente con la Iglesia norteamericana y el gobierno de ese país, incitaron y propiciaron la inmigración, defendieron los intereses de las clases privilegiadas, con las cuales venían asociadas desde el advenimiento de la república mediatizada, facilitando todo esto por la supremacía de un clero español y mayormente extranjero, heredado desde el período colonial y protegido por el gobierno interventor norteamericano.
Monseñor Walsh, párroco de la Iglesia del Sagrado Corazón, perteneciente entonces a la diócesis de Miami, muy vinculado a sectores recalcitrantes y agresivos de la emigración cubana en esa localidad, fue el organizador público de la Operación Peter Pan.
De acuerdo con una de las versiones contadas por el padre Bryan O. Walsh a finales de 1960, directivos de la Cámara Americana de Comercio de La Habana se le acercaron con la noticia de que algunos amigos cubanos querían enviar a sus hijos hacia Estados Unidos, por el temor de que al estar involucrados en actividades contrarrevolucionarias, el gobierno cubano tomara represalias contra ellos y como excusa le retirara la custodia de los hijos.
En aquellos momentos, los principales directivos de las empresas norteamericanas radicadas en Cuba, se encontraban en Estados Unidos reuniéndose con sus colegas de la Cámara de Comercio de ese país, planteando sus problemas en relación con la situación en Cuba y valorando la posibilidad de recurrir a la embajada en La Habana en busca de ayuda.

Etapas

Primera etapa. Habana-Miami

El proyecto inicial de la Operación Peter Pan fue elaborado por el sacerdote católico de Miami y director ejecutivo de Catholic Welfare Bureau, Bryan O. Walsh y por el entonces director de la Ruston Academy en La Habana, el norteamericano James Baker. Consistió en la obtención de visas norteamericanas (I-20) para estudiantes, por lo que resultaba necesario encontrar un centro educacional, en Estados Unidos, que certificara la admisión de los jóvenes cubanos.
La solución fue proporcionada, en diciembre de 1960, por Agnes Ewald a través del "Coral Gables High School" en Miami, a quien se le remitían los nombres desde La Habana, ella enviaba los documentos de matrícula y con los mismos se resolvía de inmediato la salida de los muchachos en Cuba.
Para acometer esta etapa de la Operación fue creada una amplia red de colaboradores que estuvo integrada inicialmente, en Miami, por Norma Lemberg, quien había residido en La Habana y era la encargada de resolver las visas I-20 que le facilitaba Mrs. Agnes Ewald del Coral Gables High School y un grupo de apoyo procedente de familias cubanas y norteamericanas que, dirigidas por un profesor de la Ruston Academy, era el encargado de recibir a los niños en el aeropuerto y trasladarlos hacia los campamentos habilitados en La Florida para ellos.
Para tramitar el visado y el procesamiento de los pasaportes y demás trámites legales, James Baker organizó un equipo encargado de ese proceso integrado por profesores de la Ruston Academy y algunas otras personas. El referido comité estuvo integrado durante esa fase inicial entre otros por la ciudadana inglesa Phyllis Harrison Powers (Penny Powers), con independencia del grupo católico, compuesto por la gente de la Iglesia Católica, algunos de cuyos líderes estaban involucrados en la Operación."
Penny Powers jugó un rol protagónico en la organización de la Operación por sus amplios contactos con los círculos norteamericanos en Cuba y las organizaciones contrarrevolucionarias clandestinas en la Isla. Contaba además con una amplia experiencia por su destacada participación en una operación de la inteligencia británica mediante la cual contribuyó personalmente a sacar de la Europa ocupada por los Nazis hacia Inglaterra entre 9 y 10 mil niños judíos que nunca volvieron a ver a sus padres.
A partir de ese momento, Walch y Baker comenzaron a trabajar de conjunto en un proyecto que garantizó el traslado de los niños desde Cuba supuestamente a un centro educacional en Miami.
Tanto el Programa para Niños Refugiados Cubanos como la Operación Peter Pan se iniciaron sin tener asegurado el alojamiento para la cantidad de niños que esperaban, a partir de los resultados de las insidiosas campañas que desarrollaron para lograr sus propósitos.
Los primeros cinco niños que viajaron por la Operación Peter Pan llegaron a Miami a las 4:30 pm., del 26 de diciembre de 1960, a bordo del vuelo 422 de la Pan American World Airwais. Entre ese día y el 31 de diciembre del mismo año arribaron directamente los primeros 25 niños de la primera etapa de esta operación. Para apoyar el proyecto acordado con el Monseñor Walsh, la Administración Republicana de la Casa Blanca, en un último gesto antes de finalizar su mandato, entregaba el 31 de diciembre de 1960 por decisión del propio presidente Dwight D. Eisenhower, la cantidad de 100 mil dólares de ayuda para que 900 estudiantes cubanos pudieran realizar estudios superiores en diversas universidades de Estados Unidos.
El rompimiento unilateral de las relaciones diplomáticas con Cuba por parte del gobierno norteamericano, el 3 de enero de 1961, provocó que alrededor de unos 100 pasaportes con solicitudes de visas para niños, del grupo inicial de 200 que se tramitaban en La Habana, quedaran pendientes de procesar.
El 5 de enero de 1961 James Baker arribó a Miami e informó a Walsh que no había sido posible sacar más niños de Cuba debido a la lentitud en los trámites y las comunicaciones con Washington desde La Habana. Explicó que mientras el poco personal que quedaba en la embajada se ocupaba de incinerar la documentación de esa sede diplomática, él tuvo que encargarse personalmente, en dicha embajada, de habilitar los pasaportes de los únicos 25 casos que definitivamente pudieron viajar entre el 26 y el 31 de diciembre de 1960.
Cerradas todas las posibilidades consulares en La Habana, a las dos de la tarde del domingo 8 de enero de 1961 se produciría, en las oficinas de Mr. Robert F. Hale, director de la Oficina de Visas del Departamento de Estado, una reunión en la que participaron Bryan O. Walsh, en su condición de Director Ejecutivo de Catholic Welfare Bureau, Inc. y Frank Auerbach, jefe de la Sección de Visas del Departamento de Estado. La solución surgida en esta reunión fue otorgarle al sacerdote toda la autoridad necesaria para emitir Visas "waiver", con las cuales las aerolíneas o agencias de viaje en Cuba quedaban facultadas para transportar a los niños cubanos hacia Estados Unidos, aún cuando no tuvieran una visa oficial, sin riesgos a ser multados.
La Operación Peter Pan comprometió a miles de familias cubanas y estadounidenses, varios gobiernos extranjeros, numerosos funcionarios federales y estatales del gobierno norteamericano, más de 100 agencias dedicadas al cuidado de niños y las tres mayores religiones existentes.
La clandestinidad de esta operación ha sido reiterada por el propio Walch, alegando que alentó el secreto en el sentido de no llamar la atención, llegando, incluso, a rechazar hablarle a los familiares de los niños excepto a través de las llamadas telefónicas realizadas desde el propio Estados Unidos, pues las que se originaban desde Cuba no eran respondidas ya que, según él, algunas personas eran muy indiscretas. La preocupación de Walsh sobre este particular llegó a punto de decidir no escribir carta a la isla.
Tal proceder ha sido ratificado por James Baker, quien, con relación a la clandestinidad de la operación, señaló que las comunicaciones desde Cuba se efectuaban solo a través de las embajadas.
A pesar de los esfuerzos por garantizar el más absoluto silencio sobre todo lo que tuviera que ver con la operación, dada la masividad, resultaba imposible de ocultar algunos hechos a la prensa de Miami. Al respecto, Walsh precisó que pudo convencerlos de la necesidad de no develarla, lo que permitió que por año y medio la prensa se mantuviera en silencio y sin siquiera mencionar el nombre de Peter Pan.

Segunda etapa. Habana-Kingston-Miami

Una segunda variante alternativa, propuesta por Walsh, fue la creación de una vía Habana-Kingston-Miami contando con la colaboración de las autoridades británicas y de la Iglesia Católica de Jamaica.
De esta manera podría continuar desarrollándose la Operación Peter Pan, a través de Jamaica, para lo cual la embajada británica otorgaría las visas de tránsito por ese país. Walsh gestionó con la Iglesia Católica de Jamaica la ayuda para agrupar los niños en Kingston mientras se les tramitaba la visa en el consulado norteamericano en ese país, lo que debería demorar sólo una noche, y enviarlos a Miami al siguiente día.
El 9 de enero, el Departamento de Estado le comunicó a Walsh que ambas proposiciones, las de Jamaica y las visas "waiver" desde Cuba, estaban aprobadas, por lo que a partir de ese momento estaba autorizado a continuar sacando niños de Cuba, bien por la vía de Jamaica con visas británicas otorgadas en La Habana y de Kingston trasladarlos para Miami con visas "waiver". O trasladarlos directamente Habana-Miami con visas "waiver" que el gobierno norteamericano autorizaría emitir directamente al Catholic Welfare Bureau.
El gobierno de los Estados Unidos concedió a Walsh Carta Blanca para sacar de Cuba niños comprendidos entre las edades de 6 a 16 años, mientras que para los casos entre 16 y 18 años se estableció la obligatoriedad de remitir previamente a Washington los nombres y fechas de nacimiento para su aprobación por razones de seguridad. Según el escritor norteamericano Joan Didion, la decisión del Departamento de Estado, de otorgarle a Bryan Walsh plena autoridad para conceder visas "waiver" fue un acto sin precedentes y violatorio de lo establecido en la legislación de ese país.
Para ultimar todos los detalles el 10 de enero de 1961, Walsh y la supervisora para el cuidado de los niños del Catholic Welfare Bureau, Miss. Rachel Erwin, viajaron a Jamaica, donde fueron recibidos por la jerarquía católica de ese país. El obispo de Kingston, Monseñor [[McEleney, brindó toda la cooperación necesaria. También se reunieron con el cónsul general norteamericano y con los Directores de las aerolíneas norteamericana Pan American World Airwais y la holandesa K.L.M. Royal Dutch Airlines, en Jamaica, para garantizar el éxito de la Operación.
En esta nueva etapa de la Operación, el equipo que actuaba en La Habana obtenía las visas británicas para los niños a través de la embajada inglesa en Cuba y al arribo a Jamaica los mismos recibían la visa norteamericana para continuar hacia Estados Unidos. Penny Powers fue el principal contacto con la embajada británica en La Habana, llegando incluso a recibir autorización de su gobierno para otorgar visas británicas para viajar a Jamaica.
El gobierno británico no sólo permitió el uso de sus visas y de su embajada en actividades clandestinas, sino que sus diplomáticos en La Habana fueron utilizados en los continuos viajes que estos hacían entre Cuba y Estados Unidos en función de la operación.
En horas de la tarde del 17 de enero arribaron a Jamaica los primeros siete niños que inauguraban esa nueva ruta, los que continuarían viaje hacia Miami la tarde del día siguiente.
El viernes 13 de enero de 1961 ya habían arribado a Miami 50 niños cubanos alojados en el Cuban Boys Home, en Villa San José y en la Casa No.1 de Kendall, la mayoría de ellos varones adolescentes. Sobre esta segunda fase de la Operación Peter Pan, Mongo Grau señalaría que, antes de la invasión de Bahía de Cochinos, un grupo de niños había viajado a Estados Unidos mediante unas 50 visas "waiver" que, a modo experimental había enviado Walsh firmadas por él y que en su opinión prendieron el fuego en Cuba.
Como apoyo oficial y financiero a la Operación, el 3 de febrero de 1961 el presidente John F. Kennedy aprobó la entrega de cuatro millones de dólares para enfrentar la situación surgida en la Florida con los emigrantes cubanos, parte de la cual se destinó, de manera especial, a las agencias que se encargaban de atender, como señalara el propio Presidente, "al más problemático caso, el de los indefensos y desprotegidos niños cubanos" que, sin acompañantes, arribaban a los Estados Unidos víctimas del engaño que, en muchos casos, sufrieron sus padres en Cuba.
Fue así como, contando con el reconocimiento oficial, el apoyo de la Iglesia Católica Norteamericana y resuelto por el gobierno norteamericano el financiamiento de la operación, quedaba expedito el camino para sacar masivamente niños de Cuba.

Tercera etapa. La visas Waiver

Como en los planes iniciales de Mongo Grau se contemplaba la necesidad de crear un equipo que se dedicara a la falsificación de documentos migratorios, este se dirigió al también agente de la CIA Israel Padilla Frades (Borico):
quien con una pequeña organización de falsificación se encargó del asunto y fue el primero en estampar los visados falsos en los pasaportes de la Operación Peter Pan, con ello se honraba y reconocía la calidad de su trabajo.
A esta red de falsificadores, bajo la dirección de Israel Padilla Frades, pertenecieron los también agentes de la CIA, Albertina O'Farril de la CampaManuel de Jesús Companioni SousaAlicia Thomas Chinique y Leopoldina Grau Alsina (Polita). Estos falsificaron los visados tanto en pasaportes cubanos, como británicos, franceses, o de cualquier nacionalidad.
La participación de Polita Grau en la falsificación de pasaportes y visas fue públicamente reconocida en la entrevista que le ofreciera al periodista cubano Luis Báez, señalando al respecto que cambiaban en los pasaportes de personas fallecidas, los nombres, los números y los ponían aptos para viajar. Como no había embajada norteamericana, Polita aseguró que ellos se convirtieron en una especie de consulado clandestino con el acuerdo tácito de las autoridades norteamericanas.
Los expertos falsificadores de la red de Mongo Grau usaron todo tipo de estratagemas para sacar además por la Operación Peter Pan a espías y terroristas prófugos de la justicia. La persona de más edad sacada del país por esta vía fue René Véliz, a quien con 37 años de edad lograron falsificarle el pasaporte de un joven de 17 años, aprovechando las características físicas de este terrorista implicado en un fallido plan de sabotaje mediante el cual se pretendió volar la refinería de petróleo que había sido nacionalizada a la Shell Oil.
Todo contacto oficial, como establecía la carta del Catholic Welfare Bureau, llegaba a Mongo Grau por mediación de Penny Powers, a quien aquel señaló como una agente de la inteligencia británica que le servía de enlace con la embajada inglesa en La Habana, con las aerolíneas Pan American y KLM y la Iglesia Católica en Miami.
Para la recolección y confirmación de los nombres de los niños que sacarían por la Operación, Grau reclutó al sacerdote Raúl Martínez González, párroco de la iglesia de Santa María del Rosario, quien designó a dos de sus feligresas la misión de recorrer todo el país para contactar a otros sacerdotes que serían los encargados de confeccionar las listas con los nombres de niños cuyos padres deseaban enviarlos a Estados Unidos. Con una frecuencia quincenal estas visitaban la casa de los Grau y entregaban los listados con los nombres de niños que necesitaban documentos para poder viajar.
Durante el desarrollo de la Operación Peter Pan varias embajadas extranjeras jugaron un papel fundamental en la misma, no sólo poniendo a disposición de las redes de la CIA de Mongo Grau los medios propios de los canales diplomáticos para trasmitir recíprocamente la información de inteligencia que circulaba a través de ellos, sino que incluso muchos de estos diplomáticos recurrieron a Grau para que les resolviera visados especiales para amigos, familiares y empleados de dichas sedes.
Un ejemplo de ello se pudo apreciar en uno de los tantos homenajes que en Miami se le ofreció a Mongo Grau pocos días después de su arribo a esa ciudad el lunes 15 de septiembre de 1986, luego de ser puesto en libertad por las autoridades cubanas, a solicitud de la Iglesia Católica, cuando cumplía una condena de 30 años por sus actividades de espionaje, terrorismo y planes de atentado al Presidente Fidel Castro. En esa ocasión estuvieron presentes Emanuel Carvajal, quien se desempeñó como embajador de Costa Rica en La Habana en 1961, y su esposa Bertha, los que declararon públicamente haber ayudado a Grau en el trasiego de documentos migratorios norteamericanos, jugando así un pequeño pero crucial papel en la Operación que permitió sacar de Cuba a más de 14 mil niños.
Las aerolíneas norteamericana Pan American World Airways y la holandesa K.L.M. Royal Dutch Airlines, fueron las únicas autorizadas por el Gobierno de los Estados Unidos para la transportación de los niños que viajaban con las Visas Waiver. En ambas aerolíneas funcionaban sendos centros de inteligencia al servicio de la CIA, cuyos agentes principales eran Antonio Comellas y Francisco "Pancho" Finlay, a su vez presidentes respectivos de esas firmas en La Habana quienes recibieron la orientación de ponerse al servicio de Mongo Grau, en esta Operación.
De esta forma se garantizó la clandestinidad, operatividad y dinámica necesaria de la Operación, teniendo en cuenta que para poder viajar en vuelos comerciales la ley regulaba que cada pasajero tenía que tener un asiento confirmado en el avión. Los empleados de las aerolíneas insertaban falsas reservaciones en las listas de pasajeros que después eran sustituidas con los nombres de los niños que viajarían en cada vuelo. Esta tarea la realizaban fundamentalmente Ulises de la Vega de la KLM y Julio Bravo Rodríguez, agente "Toribio" de la CIA, quien fungía como Jefe del Departamento de Visas Waiver de la Pan American en Cuba, todo bajo la diaria supervisión de la inglesa Penny Powers.
Penny Powers con la ayuda del matrimonio y agentes CIA, Berta de la Portilla y Francisco "Pancho" Finlay, llegó a estructurar una amplia red para la distribución de visas "waiver" en las distintas escuelas privadas del país.

Culminación de la operación

En Octubre de 1962, el Gobierno de Estados Unidos suprimió unilateralmente los vuelos directos. Quedaron detrás cerca de 50 mil jóvenes cubanos a los que habían entregado visa Waiver y con esa arbitraria medida no pudieron emigrar como era el deseo de sus padres. Según un estimado conservador, cerca de 150 mil familiares de los niños sacados por la Operación Peter Pan recibieron visa y pudieron emigrar a Estados Unidos antes de la Crisis de Octubre.
En horas de la tarde del 22 de octubre de 1962 partía por última vez el vuelo No. 422 de la Pan American que cubría el itinerario regular Habana-Miami, con los últimos niños que serían sacados de Cuba por la Operación Peter Pan.
Según cifras aportadas por autoridades eclesiales de Miami, entre el 26 de diciembre de 1960 en que salió el primer grupo y el 22 de octubre de 1962 que llegó el último a Miami, fueron sacados de Cuba a través de la Operación Peter Pan un total de 14 048 niños sin acompañantes.

Centros de acogida

Campamentos

Uno de los problemas iniciales ocurrido en los campamentos fue el arribo de muchachos no previstos, a quienes sus padres los mandaban a Estados Unidos, unos por participar en actividades conspirativas en los colegios o instituciones laicas católicas y otros que podían ser una vergüenza para los familiares en Cuba y temían que se convirtieran en comunistas. La mayoría de esos niños sufrió un gran trauma que desembocó en desarraigo.
Al respecto, el doctor Carlos Cortina, representante de la Iglesia Cristiana Reformada de Estados Unidos, reconoció en 1962, en una audiencia del subcomité que investigó los problemas relacionados con los refugiados cubanos, del Comité Judicial del Senado de Estados Unidos, que muchos de los niños fueron sacados de Cuba por sus padres en contra de su voluntad, ya que según el testimoniante simpatizaban con las ideas de la Revolución, eran miembros de la Organización de Pioneros o de otras organizaciones revolucionarias.
Ello obligó a mantener los dos grupos apartados en los campamentos y enfrentó a los encargados de su atención con un problema que nunca antes habían conocido y del cual no tenían idea de cuándo finalizaría.
Fue así como súbitamente ambos grupos se vieron sometidos a un régimen estricto, donde, incluso, tenían que ir a la cama temprano y se les limitó la comunicación con sus familiares en Cuba, por lo que los muchachos indudablemente fueron infelices.
El padre Francisco Palá, quien fuera el primer administrador de Camp Matecumbe, inaugurado en julio de 1961, relató que en ese campamento se albergaron los jóvenes de edades más problemáticas, entre 15 y 18 años, los cuales dormían al inicio en tiendas de campaña, que se mojaban cuando llovía y todo se inundaba. Con una capacidad para solo 100 personas, se hacinaban hasta 500 jóvenes que disponían únicamente de dos duchas para su aseo personal.
Imperaba la ley de la fuerza, solo el más fuerte sobrevivía. Los robos, las peleas, etc., eran constantes. El padre Francisco Palá tenía una oficina con aire acondicionado de la que nunca salía.

Orfelinatos

El Orfelinato de San Vicente, situado en Vincennes, estado de Indiana, constituyó para los niños cubanos un verdadero campo de trabajo esclavo. Las monjas utilizaban a los niños en las cosechas de maíz, manzanas, cerezas, etc., apropiándose íntegramente de los ingresos que recibían de los granjeros propietarios de los campos donde realizaban esos trabajos, sin que los menores recibieran gratificación alguna por ello.
El Orfelinato Saint Vicent, de Philadelphia, bajo los auspicios de monjas alemano-americanas, recibió igualmente a niños cubanos. Estos niños fueron igualmente víctimas de la discriminación por parte de la población local, que, al conocer que eran cubanos y estaban en el orfelinato, les impedían toda relación con las muchachas del lugar y mucho menos visitarlas en sus casas. Todos eran varones, reprimidos por la severidad del orfanato, con la ardiente nostalgia de la familia y la desesperada incertidumbre del futuro. El encierro los llevó a la violencia del trato de unos con los otros, y a los conflictos, que se multiplicaron entre ellos.
No fue hasta el 9 de marzo de 1962, a pesar de la supuesta libertad de prensa existente en ese país, que se publicó el primer reportaje noticioso, cuando Steven Van Beeler, del Cleveland Plain Dealer, rompió el pacto de silencio periodístico y pretendió publicar una historia detallada de la operación, al observar en un barrio a un grupo de niños cubanos viviendo con familias norteamericanas y al indagar qué hacían allí, para no llamar su atención le respondieron que se trataba de un asunto de relaciones públicas.
Ante la nueva situación creada y en medio de la Crisis de Octubre, los organizadores de la Operación Peter Pan tomaron algunas medidas para aliviar la situación de hacinamiento imperante en el campamento Matecumbre y proceder al cierre de Kendall por necesidades del Dade Country Public Welfare Department. A finales de Octubre de 1962, la parte de la base de la marina cercana a Opa - Locka, que había sido acondicionada como centro de recepción, albergue y escuela de los niños cubanos, tuvo que ser rápidamente abandonada, al menos temporalmente, debido a requerimientos militares.
Como consecuencia de ello, los niños más jóvenes fueron reubicados en el campamento de Florida City donde el hacinamiento había sido aliviado en parte por la anexión de un tercer bloque de apartamentos. En Matecumbe, los dormitorios ya resultaban insuficientes e inadecuados para la capacidad que ya tenía instalada, fue necesario utilizar el gimnasio y la sala de recreo como dormitorios para los niños que fueron enviados por el cierre de los otros campamentos militares devenidos albergues para los niños cubanos cuando se inició la Operación Peter Pan y que cuando se amenazaba, incluso, con una agresión nuclear al pueblo de Cuba, era utilizados nuevamente para reemplazar a dichos niños por soldados dispuestos a agredir a su propia patria, en la cual aún vivían muchos de los padres y familiares más cercanos.
El 31 de octubre de 1962 el Catholic Welfare Bureau envió unos 190 niños a otras comunidades para su cuidado, permaneciendo aún en esa situación 142 de ellos. Walsh todavía tenía 77 muchachos en Miami, 10 de ellos en un pequeño hogar de la Iglesia Metodista y el resto en Foster Homes.
Por su parte, la United HIAS Service, que había obtenido una amplia experiencia desde épocas de Hitler en la atención a niños refugiados, tenía organizada una amplia red de agencias judías a través de todo el país, por lo que para el 31 de octubre de 1962 ya tenían fuera de Miami 117 menores dentro de su programa. Casi todos ellos fueron destinados a Foster Families por lo que para esa fecha aún permanecían 54 muchachos en esta situación.
En Diciembre de 1962Robert M. Ball, comisionado de Seguridad Social, reconoció, ante un subcomité del senado, que alrededor de 4 mil niños cubanos se mantenían en Casas de Adopción o con grupos financiados para su cuidado con fondos federales, que aún no se habían podido reunir con sus padres o familiares. Una tercera parte de estos niños se encontraban albergados en el área de Miami, mientras que las dos terceras restantes se localizaban en 116 comunidades de 41 estados.
Las edades de los niños sacados de Cuba mediante la Operación Peter Pan fluctuaban entre meses de nacidos y 18 años de edad.

Vertientes políticas adoptadas por los niños

Entre los niños cubanos que viajaron había muchos que a su salida del país albergaban simpatías por el proceso político revolucionario que se desarrollaba en Cuba y otros con grandes reservas hacia el proceso transformador que afectaba económicamente a sus padres.
Muchos de estos jóvenes profundizaron sus sentimientos en favor de Cuba al constatar la realidad que se vivía en los años 60 y 70 en Estados Unidos y abrazaron la causa independentista de Puerto Rico; se opusieron a la guerra contra Vietnam; combatieron la discriminación racial y de la mujer, y, fundamentalmente, se opusieron y se oponen al bloqueo y defienden la causa de la Revolución Cubana.
Integraron este sector muchos que políticamente ya estaban identificados con estos ideales y otros que concientizaron una ideología muy diferente a la que les había sido inculcada por sus padres y los benefactores que los recibieron en Estados Unidos, los que de conjunto fundaron organizaciones como la Juventud Cubana Socialista y la Brigada Antonio Maceo, cuyo vocero fue la Revista Baraguá.
Uno de ellos fue Carlos Muñiz Varela, quien fuera fundador de la Brigada "Antonio Maceo" y director de la Agencia Viajes Varadero, que promovía excursiones de la comunidad cubana, de norteamericanos y puertorriqueños a Cuba, el cual fue asesinado a balazos el 28 de abril de 1979, por elementos terroristas de la ultraderecha cubano-americana, por el simple hecho de simpatizar con la Revolución y promover vínculos estables con su patria.
Otro grupo de académicos de esa generación fundó la Revista Areíto, algunos de los cuales editaron el libro Contra viento y marea en el cual relataron sus vivencias y frustraciones, así como su amor a Cuba y el orgullo de seguir siendo fieles a sus raíces. Su principal objetivo fue viajar a Cuba, lo que materializaron en 1978, así como fueron protagonistas del diálogo que con la Comunidad Cubana en el Exterior iniciaron las autoridades cubanas en ese mismo año.
Su posición fue atacada por todos los grupos terroristas, contrarrevolucionarios y la extrema derecha de esa comunidad.
Otros en cambio engrosaron las filas de las organizaciones anticubanas terroristas, participando en todas las acciones ejecutadas por el gobierno norteamericano contra su país de origen, apoyando el bloqueo y las posiciones más agresivas que contra Cuba se han desarrollado a lo largo de todos estos años.
Un ejemplo de ello fue el grupo Abdala, creado el 28 de enero de 1968 y que, según Leo Viota -uno de sus coordinadores-, tenía entre sus principales objetivos combatir primero a la Brigada Venceremos y posteriormente también a la Brigada Antonio Maceo.
Leo Viota fue sacado por la Operación Peter Pan en 1961, cuando apenas tenía 11 años de edad. Él se unió a Abdala con 21 años, después de haber finalizado su servicio militar en Vietnam, donde luchó siguiendo sus ideales, pensando que era su deber pelear contra el enemigo comunista.
Estos grupos han desarrollado numerosas actividades terroristas tanto en Estados Unidos como en terceros países, contra instalaciones y personal del gobierno cubano, personas amigas o simplemente simpatizantes con la Revolución cubana, e incluso, contra empresas e instituciones que colaboran o tienen lazos comerciales con Cuba. Otros confiesan abiertamente sus posiciones anexionistas y son utilizados por los enemigos de su país en las tareas más siniestras e infames, como lo es defender el bloqueo económico y la agresión directa utilizando fuerzas extranjeras contra su pueblo.
Estas contradictorias proyecciones políticas también aparecen reflejadas en las acciones de algunos de los principales actores de la Operación Peter Pan: Ramón Grau Alsina. Él le adjudicó medidas de aceptación popular al gobierno de su tío, entre ellas, las leyes revolucionarias aplicadas por Antonio Guiteras Holmes, relativas a la intervención de la mal llamada Empresa Cubana de Electricidad, y la Ley del 50. Inculpa a esta causa - según expone en su libro Mongo Grau: Cuba desde 1930 - el derrocamiento, en 1934, del presidente de la república Ramón Grau San Martín, por parte del gobierno de Estados Unidos. A pesar de ello se convirtió en Agente secreto al servicio de la misma potencia extranjera que derrocó a su tío y que trata a través del bloqueo y de las agresiones más brutales instaurar de nuevo un gobierno pro-yanqui.
En la actualidad hay en Estados Unidos famosos Peter Pan. Hay quienes se han asido a sus raíces y defienden fielmente a su terruño y su gente, y también quienes, asimilados por los Estados Unidos, han dado la espalda a su patria situándose del lado del país que los secuestró siendo niños y no ha cesado de agredir a su país natal. Entre estos últimos, el senador Mel Martínez y el músico Willy Chirino son dos de los más publicitados.

Significación


Fue diseñada para que los niños estuvieran por breve tiempo en Estados Unidos, y regresaran a Cuba después de triunfar una invasión como la de Playa Girón. Así salieron de Cuba alrededor de 14 048 niños. Un tiempo después Estados Unidos suspendió los vuelos directos entre ese país y Cuba. Muchos de esos padres no pudieron viajar junto a sus niños, quienes vagaron durante años por casas de huérfanos y fueron adoptados por familias norteamericanas que llegaron a maltratarlos y obligarlos a trabajar.
Los medios masivos de comunicación en Estados Unidos, en sus campañas de propaganda se refirieron a esta operación como una de las más estremecedoras historias de cubanos huyendo de su tierra bajo la represión comunista. Y exaltaban el supuesto heroísmo, el humanismo y la compasión de sus ejecutores, pretendiendo presentar así a Estados Unidos en un santuario para los oprimidos. Pero existe otra parte oscura e intencionalmente oculta hasta ahora de esa historia que debe ser esclarecida y conocida para establecer sus verdaderos propósitos y fines políticos contra la Revolución cubana.
Ramón Grau Alsina (Mongo), jefe de varias redes de la CIA y uno de los principales organizadores de la operación en Cuba, valoró en su momento que las razones humanitarias no fueron precisamente la motivación de Washington para lanzar la Operación Peter Pan, a pesar de que la iglesia estaba involucrada, sino que fueron razones políticas las que los impulsó. La estrategia incluyó la fabricación y distribución de falsos rumores de que el gobierno de Fidel Castro estaba preparando una ley mediante la cual quitaría los niños a los padres y los pondría bajo la custodia del Estado. La idea era crear el pánico entre los padres cubanos.

Resultados negativos

Constituyó la mayor maniobra de manipulación con fines políticos de niños que se recuerde en el hemisferio occidental y fue también uno de los más tristes episodios en la historia de la emigración cubana hacia Estados Unidos. Muchos de aquellos niños fueron enviados a casas de adopción, orfelinatos, e incluso, a establecimientos penitenciarios para delincuentes juveniles de 35 estados de la Unión.
Entre los principales problemas de que fueron objeto están la inadecuada alimentación, la existencia de pandillas en los centros de recepción y campamentos, el uso de castigos corporales, la obligación de hacer tareas domésticas humillantes en unos casos y no acostumbrados en otros, pero calificados por todos como esclavizantes al sentirse explotados por sus tutores y maestros. También se enfrentaron abruptamente a la diferencia de idiomas, costumbres y culturas, sobre todo en los casos relocalizados en estados como MichiganMontanaWashington y Nueva York —por sólo citar algunos ejemplos— y, de manera muy especial, al sentimiento de soledad y abandono.

Créditos: ecured

¡Gracias por leerme!

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