Lentamente, mi dulce exploradora,
en fluctuante suavidad de tacto,
con el roce impulsivo, el mimo exacto,
desafiando la ansiedad que implora.
Sinuosa, implacable, progresiva,
con la elasticidad de la serpiente,
rastreando la piel, que te consiente,
extática de ti, de ti cautiva.
en fluctuante suavidad de tacto,
con el roce impulsivo, el mimo exacto,
desafiando la ansiedad que implora.
Sinuosa, implacable, progresiva,
con la elasticidad de la serpiente,
rastreando la piel, que te consiente,
extática de ti, de ti cautiva.
704 - I
Soy la mujer que impúdica ha besado
la zona de tu vientre, tus pezones,
quien rueda un manantial de sensaciones
que antes de ti no había imaginado.
Eres el mar, soy el acantilado,
reviente en mí tu furia de emociones
irrumpiendo en mis húmedos rincones
la dulce intensidad que he presagiado.
Deja tu voz acariciar mi oído
con ese lánguido, sensual tañido,
de campana en crepúsculos herida.
El último vestigio del recato
borrado ya, dobla por mí a rebato,
y escúchame gemir estremecida.
la zona de tu vientre, tus pezones,
quien rueda un manantial de sensaciones
que antes de ti no había imaginado.
Eres el mar, soy el acantilado,
reviente en mí tu furia de emociones
irrumpiendo en mis húmedos rincones
la dulce intensidad que he presagiado.
Deja tu voz acariciar mi oído
con ese lánguido, sensual tañido,
de campana en crepúsculos herida.
El último vestigio del recato
borrado ya, dobla por mí a rebato,
y escúchame gemir estremecida.
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