Ingresó a los quince años con una beca en el seminario ortodoxo de Tbilisi, de donde fue expulsado por sus ideas revolucionarias. Cuando en 1903 se escindió el Partido Socialdemócrata, siguió a la facción bolchevique que encabezaba.
Intervino en la revolución de 1905 y en las huelgas de Bakú, tras las cuales fue detenido y enviado a Siberia, de donde huyó en 1911.
Fue un militante activo y perseguido hasta el triunfo de la Revolución de 1917, época de la que procede su sobrenombre de Stalin (‘hombre de acero’).
La lealtad a Lenin y la falta de ideas propias le permitieron ascender en la burocracia del partido -rebautizado como Partido Comunista-, hasta llegar a secretario general en 1922.
Tras la muerte de Lenin, en 1924, Stalin logró hacerse con el poder absoluto y se alió con Zinoviev y Kamenev para defender la idea del socialismo en un solo país, contra la “revolución permanente” y la extensión del socialismo propugnadas por Trotski.
De este modo logró deshacerse de éste, al que haría asesinar años más tarde en su exilio de México. Se volvió entonces contra sus aliados, apoyándose en esta ocasión en la ‘derecha’ del partido y en su líder Bujarin, quien luego sería condenado a muerte por Stalin, convertido definitivamente, y gracias a su habilidad y capacidad de manipulación política, en el líder indiscutible de la URSS.
Implantó a continuación una dictadura, cambió las directrices económicas y emprendió el 'gran cambio'. Al proyecto perteneció el primer plan quinquenal, que suponía la colectivización forzosa de las unidades de producción agrarias y la industrialización en gran escala del país.
Al mismo tiempo, para suprimir cualquier tipo de oposición, entre 1935 y 1938 instigó los procesos de Moscú, por los cuales muchas de las principales figuras políticas del partido y gran parte de los cuadros dirigentes del ejército fueron encarcelados o fusilados, acusados de traición.
A este precio consiguió Stalin convertir a la Unión Soviética en una gran potencia, capaz de ganar la Segunda Guerra Mundial (1939-45) y de compartir la hegemonía con los Estados Unidos en el orden bipolar posterior.
El pacto de no agresión que Stalin firmó con Hitler en 1939 no impidió la invasión alemana de 1941. Como comisario de Defensa y mariscal de la URSS, Stalin dirigió la guerra desde el Kremlin, que se negó a abandonar pese a que el Gobierno había sido trasladado a Kuíbishev.
Se volvió entonces hacia las potencias aliadas y participó en las conferencias de Teherán, Yalta y Potsdam, en las que se organizó el reparto del mundo en dos bloques ideológicos.
De acuerdo con su idea de socialismo, apoyó la formación de las democracias populares en Europa oriental, todas las cuales quedaron en la órbita de la URSS, con la única excepción de la Yugoslavia de Tito.
Durante el XX Congreso del PCUS, celebrado en 1956, Nikita Khrushchev denunció sus crímenes e inició el proceso de ‘desestalinización’, que culminó con la retirada de su cadáver del mausoleo Lenin y su inhumación junto al muro del Kremlin.
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