Este óleo de Jacques Louis David recrea los instantes anteriores al definitivo combate en el que los pocos centenares de hombres al mando de Leónidas perecerían defendiendo su posición en las Termópilas. En el centro, el diarca espartano rodeado de hombres que se abrazan ante la perspectiva de una muerte segura. Museo del Louvre, París.
FOTO: Erich Lessing
Leónidas en las Termópilas - Jean Louis David
La batalla de las Termópilas
El nombre de Termópilas alude al manantial de aguas termales que se encuentra en la zona, ya que literalmente Termópilas quiere decir "puertas calientes".
La leyenda cita un antiguo mito griego en el cual se dice, que Hércules (Heracles) encontrando próxima la hora de su muerte y sintiendo en su piel el quemazón que le causaba la túnica del centauro Neso, se arrojó al rio Traquis (junto a las Termópilas) para aplacar el quemazón, muriendo ahogado, pero las aguas del rio conservaron el calor del héroe.
La historia de la batalla de las Termópilas ocurrida en el año 480 ac, nos ha sido narrada por el historiador griego Heródoto.
El contexto histórico hay que marcarlo en el siglo V ac, cuando muerto el rey persa Darío seis años después de la batalla de Maratón, le sucedió Jerjes que continuó la política expansionista de su antecesor. En su política expansionista pronto dio nuevamente con su enemigo natural, las polis y ciudades griegas.
Ante el peligro persa, las ciudades griegas se reunieron en Corinto y eligieron al rey de Esparta, Leónidas para enfrentarse a las tropas persas en el paso de las Termópilas.
El lugar de las Termópilas era un desfiladero estrecho que daba acceso a Grecia desde el Norte. Hacia este lugar se aproximaba un potente ejercito persa al mando de su rey Jerjes.
Las tropas griegas que se situaron en el paso la componían siete mil hombres de diferentes polis o ciudades, al mando de las cuales se encontraba Leónidas rey de Esparta, mientras que las tropas persas pasaban de 250.000 soldados, entre los cuales se encontraban los conocidos como "Los Inmortales", una guardia personal del rey persa compuesta de 10.000 hombres escogidos.
El rey persa Jerjes envió un emisario para hacer llegar a Leónidas la oferta de rendición: les perdonaría la vida si entregaban las armas, a lo que el rey de Esparta contestó: "Venid a cogerlas".
También se cuenta que ante esta respuesta el emisario persa les dijo que si no se rendían las flechas persas ocultarían el sol matándolos a todos, a lo que un espartano llamado Dienekes dijo: "mejor, así pelearemos a la sombra".
En el enfrentamiento y dado la estrechez del desfiladero las tropas griegas llevaban las de ganar, pero en esto surgió un traidor llamado Efialtes que informó a Jerjes de la existencia de un sendero por el que podrían atacar por la retaguardia a las tropas griegas que defendían el paso.
Al darse cuenta los griegos de la traición, decidieron retirarse del lugar, todos menos el rey Leónidas y los trescientos espartanos que con él habían llegado.
En el paso murieron Leónidas y sus trescientos hombres, pero este gesto permitió a toda la Helade, ganar el tiempo suficiente para preparar la flota y así más tarde derrotar a la flota persa en la batalla naval de Salamina.
En el lugar de la batalla, hoy día, se recuerda con una lapida que reza asi:
"Viajero, ve y dile a Esparta que los que aquí reposan cayeron en defensa de sus leyes".
[+ Información]
0 comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.