lunes, 26 de agosto de 2019

Efemérides del 26 de agosto

agosto 26, 2019 Por ancilo59 Comentarios


Hoy 26 de agosto de 1850 fallece Luis Felipe I de Francia penúltimo Rey de Francia (el último fue Luis Napoleón Bonaparte, sobrino de Napoleón).

Fue el único Rey de la casa de Orleans. Nació el 6 de octubre de 1773 Luis Felipe I de Francia (París, 6 de octubre de 1773 – Claremont, Surrey, Inglaterra, 26 de agosto de 1850) fue el último rey de Francia, reinando con el título de rey de los franceses entre 1830 y 1848 (monarquía de Julio), llevando implícito con ello el título de copríncipe de Andorra.

Hijo del duque Luis Felipe II de Orleans, «Felipe Igualdad» (primo de Luis XVI), durante la Revolución francesa fue conocido como el «Ciudadano Chartres» o «Igualdad hijo» (en francés: Égalité fils).

Fue duque de Valois hasta 1785, duque de Chartres de 1773 a 1793 y, tras la muerte de su padre, duque de Orleans con el nombre de Luis Felipe III de Orleans de 1793 a 1830. Biografía Luis Felipe I era el hijo primogénito del duque Luis Felipe II de Orleans, descendiente del rey Luis XIII, y de Luisa María Adelaida de Borbón-Penthièvre, también descendiente del rey Luis XIV de Francia.

Desde su nacimiento tuvo el trato de Su Alteza Serenísima, el duque de Valois, hasta la muerte de su abuelo Luis Felipe I de Orleans en 1785 cuando adoptó el título de duque de Chartres. En 1781, su padre confió su educación a la que había sido su amante y que ya era preceptora de sus hijas, Félicité de Genlis, mujer ilustrada y escritora, que impuso un estilo pedagógico fuerte, en la que ocupaba un lugar preferente el estudio de otros idiomas, llegando Luis Felipe a dominar la conversación en alemán, inglés, italiano y español.

Madame de Genlis diría del futuro rey: «Era príncipe, he hecho de él un hombre; era torpe, he hecho de él un hombre hábil; era aburrido, le he hecho un hombre amable; era cobarde, le he hecho un hombre bravo; era mezquino, no he podido hacer de él un hombre generoso. Liberal, todo lo que se quiera; generoso, no».


La revolución En 1789, con el estallido de la Revolución francesa se inició su formación política. Al igual que su padre, fue un firme defensor de la Revolución. En junio de 1791, se incorporó con el grado de coronel al decimocuarto regimiento de dragones.

Tras el estallido de la guerra en 1792, fue ascendido teniente general, participando con el ejército francés del Norte, comandado por Charles François Dumouriez, en la Batalla de Valmy y en la Batalla de Jemappes. En abril de 1793, tras el guillotinamiento de Luis XVI, el general Dumouriez se pasó a las filas enemigas, acompañándolo Luis Felipe, que permanecería en el exilio durante el resto del periodo republicano y el gobierno de Napoleón, hasta 1815.

Exilio (1793-1815) En sus primeros momentos en el exilio tuvo que sobrevivir con pocos recursos económicos, ya que la fortuna familiar había sido incautada en Francia, y sin revelar su identidad por temor a ser descubierto. En noviembre 1793, tras haber contactado con su hermana Adelaida y con Madame de Genlis, ejerce como profesor en una pequeña escuela de Reichenau, un pueblo en el Alto Rin, frente a Suiza, allí mantiene una relación amorosa con Marianne Banzori, la cocinera del colegio, con la que tuvo un hijo y tiene conocimiento de que su padre ha sido guillotinado.

En 1795 realizó un viaje por Escandinavia y posteriormente accedió a viajar a Estados Unidos a cambio de la liberación de sus hermanos, Antonio Felipe y Luis Carlos, que permanecían presos. En este país pasó tres años, en principio marchó a Filadelfia donde se reunió con sus hermanos, ya liberados. Posteriormente residió en Nueva York y Boston, donde trabajó como profesor de francés, alojándose en el mismo edificio de lo que hoy es el restaurante más antiguo de la ciudad, el Union Oyster House.

En 1797 visitó Cabo Cod, coincidiendo con la separación de la ciudad de Eastman en dos municipios, uno de los cuales tomó el nombre de Orleans, posiblemente en su honor. También se cree que conoció a Isaac Snow, de Orleans, quien había escapado de una barcaza prisión inglesa hacia Francia durante la Guerra de la independencia estadounidense.

En 1797, mientras permanecía en Boston, Luis Felipe conoció el golpe de Estado del 18 de fructidor y el exilio de su madre en España, por lo que decidió volver a Europa junto con sus hermanos. Viajaron hasta Nueva Orleans, planeando navegar hasta La Habana y desde allí hasta España, pero sus planes se vieron alterados por la guerra entre España y Gran Bretaña.

Cuando llegaron a la Habana, tras haber sido interceptados por una nave británica, los tres hermanos tuvieron que permanecer más de un año en la isla sin encontrar pasaje en ningún barco, para terminar siendo expulsados por las autoridades españolas. Viajaron entonces, vía Bahamas, hasta Nueva Escocia, donde fueron recibidos por el duque de Kent, hijo del rey Jorge III. Posteriormente viajaron hasta Inglaterra, donde llegaron en enero de 1800.

Matrimonio En 1808, el duque de Orleans desembarcó en Palermo, donde había establecido su corte el rey Fernando I de las Dos Sicilias ante la presión de las fuerzas napoleónicas. El ejército francés había tomado Nápoles y Napoleón había declarado la extinción de la dinastía borbónica y establecido a José I Bonaparte como nuevo monarca. En Palermo, Luis Felipe conoce a la que sería su esposa, la princesa María Amelia de Borbón-Dos Sicilias, hija del rey Fernando, con la que contraería matrimonio el 25 de noviembre en 1809. El matrimonio tuvo diez hijos.

Ascenso y reinado

En 1814, tras la caída de Napoleón y la restauración de la monarquía bajo el gobierno del rey Luis XVIII, Luis Felipe vuelve a Francia.

Luis XVIII le recibió con agrado y le puso de nuevo en posesión de sus bienes. Asistió en Reims a la consagración de Carlos X, quien le concedió después el título de Alteza real, y una indemnización de 16.000.000 de francos, por las pérdidas sufridas durante la emigración. No obstante, se unió después a Talleyrand, y adelantó los fondos para la fundación de El Nacional, periódico que contribuyó al destronamiento de Carlos X.

Cuando estalló la revolución de 1830, estuvo oculto hasta la noche del 30 de julio, y entonces se presentó de repente en París, donde sus amigos lograron desnaturalizar aquel movimiento, y hacerlo proclamar rey.


Todas las potencias de Europa se apresuraron a reconocerle, gozosas por no ver de nuevo establecida la República en Francia. Sólo el gobierno de Fernando VII de España lo rehusó.

Entonces Luis Felipe facilitó recursos a Mina y otros emigrados españoles para hacer una tentativa liberal en la Península; pero los abandonó tan pronto como fue reconocido por Fernando. Casó a su hijo Montpensier con la segunda hija de Fernando VII, lo que convirtió con el tiempo a Montpensier en candidato al trono de España.

A diferencia de la de su antecesor, Carlos X, su monarquía fue constitucional, y recibió (al menos mientras se sostuvo) el apoyo social de la burguesía y el beneficio de un ciclo económico expansivo, durante el que Francia accedió plenamente a la Revolución industrial (la época del «enrichissez-vous»), con lo que las diferencias sociales entre la burguesía y el proletariado se agudizaron.

Suele recibir el nombre de Monarquía de Julio, por el mes de la revolución que lo ascendió al trono. Por tal motivo, las monarquías europeas le motejaron como Rey de las barricadas. Las barricadas de 1848 le apartaron del poder, dando paso a la Segunda República.

Al frente del gobierno, se mostró reservado y prudente y manifestó un gran apego por el poder. Contaba con el apoyo social de la burguesía y el beneficio de un ciclo económico expansivo. Sin embargo, poco a poco se apoyó en el partido de la resistencia monárquica y, a partir de 1840, en Guizot.

En política exterior, comenzó por acercarse a Gran Bretaña, debido al temor que tenía que los insulares iniciasen cualquier tipo de conflicto. Por ello firmó la «primera Entente Cordiale» (1840–1846), que ponía fin a la rivalidad franco-británica en el Mediterráneo y en España. Luis Felipe inició entonces un acercamiento a Viena para que su reinado fuera mejor valorado por los países autoritarios.

En 1846 Luis Felipe supuestamente formó parte de una tentativa monarquista en el país sudamericano de Ecuador. Según Francisco Michelena y Rojas, embajador ecuatoriano en Londres, los planes de crear un Reino de Ecuador que había trazado el expresidente de ese país, Juan José Flores, habrían tenido eco en las principales cortes europeas con pretensiones en América.

Michelena acusaba principalmente a Francia de agitarse en distintas formas para establecer su dominación, ofreciendo sus príncipes bajo alianzas de familia, o su protectorado, tratando de influir en los gobiernos contra los intereses nacionales y humillando sus nóveles nacionalidades; y para ello el dinero necesario para la expedición prevendría del mismo rey Luis Felipe.

Por otra parte Manuel Moreno, embajador argentino en Londres, sospechaba también de la intervención francesa en Ecuador, pues creía que la candidatura al trono ecuatoriano que le habían ofrecido a Agustín Muñoz y Borbón, tercer hijo del segundo matrimonio de la reina María Cristina de Borbón-Dos Sicilias, no era sino aparente y provisional, y que en el fondo todo estaba dirigido por el monarca francés para acabar con la otra parte del Tratado de Utrecht, y atraer con el tiempo a la Casa de Orleans hacia Latinoamérica.

Moreno basaba su hipótesis en el casamiento de Antonio de Orleans, duque de Montpensier y noveno hijo del rey francés, con la infanta española Luisa Fernanda de Borbón, también hija de la mencionada María Cristina y hermana de Isabel II, en cuyo beneficio sería en realidad la futura monarquía que pretendían instaurar en América desde Ecuador. Finalmente, y por diferentes motivos, estos planes de Flores no se llegaron a concretar nunca.

Los últimos meses de su reinado se caracterizaron por la crisis general que azotaba el país. Era una crisis financiera, económica, política y moral, que se vio agudizada por la imprudencia del propio rey, quien no supo ver el peligro que corría su dinastía bajo la política ultraconservadora de Guizot.

Con su abdicación, Luis Felipe afirmó que la colección reunida por él en la Galerie Espagnole del Louvre hasta 1848, era su colección de arte y por tanto debía considerarse como una posesión personal, una reclamación que le permitió disponer de ella en última instancia. La colección fue vendida en una subasta en 1853.


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